Impera el Caos
Imperaba el caos el viernes 16 de enero de 1987, cuando la institucionalidad del Ecuador corría a rienda suelta dejando atrás olvidado al orden civil. Cuando el régimen militar decidió irrumpir en la manifestación más palpable de la democracia y maniatar a su imagen humana, secuestrándola… secuestrándonos. Imperaba el caos a pesar de haber enterrado al fantasma de la dictadura, a pesar de haber resucitado a la democracia y aun así, se escuchaban golpes detrás de las puertas, agonizaba el estado de derecho y lentamente moría de “libertad”.
Imperaba el caos el 21 de enero de 2000, día en el que el país conocía a sus nuevos “héroes” cuyo mérito fue forjar el colapso democrático e irrumpir “heroicamente” en Palacio para “liberarnos”; para ser aplaudidos, para ser escuchados y la piedra de Sísifo volvía a caernos encima pues se desestabilizaba una vez mas nuestra frágil voluntad colectiva. Pero como el tiempo es el único maestro que juzga realmente y que a su vez hace caer las cosas por su propio peso, volvía a imperar el caos el 20 de abril de 2005, donde el ofensor fue ofendido y la historia se reía campante al registrar una vez mas el mismo suceso de caos, pues no solo corría desesperado un ex presidente por su vida, sino que la democracia se iba con él.
Imperaba el caos el jueves 30 de septiembre de 2010, cuando la institución encargada de velar por nuestra seguridad, la pisoteaba. Cuando volvían a temblar los cimientos del poco respeto vigente luego de tanta mutilación. Cuando se oían reclamos, protestas e injurias pero nadie escuchaba el grito de auxilio que exhalaba la doliente democracia. Imperaba el caos el día que he decido defender un fondo; no una forma, el día que resulta absurdo proteger una imagen; sino la idea que esta representa y me pregunto ¿donde está la democracia?... no lo sé, solo veo que impera el caos.
Imperaba el caos el viernes 16 de enero de 1987, cuando la institucionalidad del Ecuador corría a rienda suelta dejando atrás olvidado al orden civil. Cuando el régimen militar decidió irrumpir en la manifestación más palpable de la democracia y maniatar a su imagen humana, secuestrándola… secuestrándonos. Imperaba el caos a pesar de haber enterrado al fantasma de la dictadura, a pesar de haber resucitado a la democracia y aun así, se escuchaban golpes detrás de las puertas, agonizaba el estado de derecho y lentamente moría de “libertad”.
Imperaba el caos el 21 de enero de 2000, día en el que el país conocía a sus nuevos “héroes” cuyo mérito fue forjar el colapso democrático e irrumpir “heroicamente” en Palacio para “liberarnos”; para ser aplaudidos, para ser escuchados y la piedra de Sísifo volvía a caernos encima pues se desestabilizaba una vez mas nuestra frágil voluntad colectiva. Pero como el tiempo es el único maestro que juzga realmente y que a su vez hace caer las cosas por su propio peso, volvía a imperar el caos el 20 de abril de 2005, donde el ofensor fue ofendido y la historia se reía campante al registrar una vez mas el mismo suceso de caos, pues no solo corría desesperado un ex presidente por su vida, sino que la democracia se iba con él.
Imperaba el caos el jueves 30 de septiembre de 2010, cuando la institución encargada de velar por nuestra seguridad, la pisoteaba. Cuando volvían a temblar los cimientos del poco respeto vigente luego de tanta mutilación. Cuando se oían reclamos, protestas e injurias pero nadie escuchaba el grito de auxilio que exhalaba la doliente democracia. Imperaba el caos el día que he decido defender un fondo; no una forma, el día que resulta absurdo proteger una imagen; sino la idea que esta representa y me pregunto ¿donde está la democracia?... no lo sé, solo veo que impera el caos.
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